Con el objetivo de enterrar a su padre en el pueblo donde nació, Daniel emprende un viaje en un vehículo muy particular, un coche fúnebre, conducido por un chófer ecuatoriano, pintoresco y charlatán, de la mejor estirpe cómica. ¿Quién es de verdad Dani Mosca? Quizá, como sostiene él mismo, es sólo un tipo que hace canciones, sobre todo canciones de amor. Pero es también el niño que creció en un barrio humilde; que encontró la amistad más profunda de esa manera accidental en que uno encuentra las grandes cosas de la vida; que viajó y disfrutó de su oficio en la música hasta que la tríada clásica de los excesos (sexo, drogas y rock and roll) desintegró el grupo que había formado con sus amigos del alma; y cuya vida se sostuvo en un equilibrio precario pero resistente entre el deseo y la realidad.
Ésta es una novela que a ratos se lee como una canción. Contiene la visión personal de un tiempo y unos lugares en los que Dani Mosca se construyó una identidad propia a fuerza de ideales y sueños, y también de algunos autoengaños y mentiras. Un viaje profundo e intenso, sensible y directo, donde se perciben las huellas y las cicatrices del paso del tiempo.
I Premio Los Libreros Recomiendan
otorgado por la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros
que reconoce el mejor título literario publicado a lo largo del año
Premio de la Crítica de Madrid de novela
otorgado por la Asociación de escritores y críticos madrileños
XIV Premio de Novela Europea Casino de Santiago
«Destaca la riqueza verbal del libro. Trueba tiene instinto para extraer del lenguaje sus paradojas y una gracia que nace de haber puesto el oído en el modo de hablar la gente. Hay mucho sabor popular (…) y situaciones hilarantes que recuerdan al mejor Azcona, además del plano reflexivo. La novela gana enteros conforme la vida coquetea con la muerte y la balada se va tornando triste. Es como si la vida pugnase por no morir y Trueba la hubiese querido atrapar en el instante de tal lucha. El lector agradece tales fogonazos reflexivos de buen novelista.»
J.M. Pozuelo Yvancos, ABC
«Con humor y melancolía, con dolor y sabia ligereza, esta novela cuenta la historia del auge y la miseria de todos nosotros. Ahora los pedazos están dispersos, pero hay un núcleo que nunca deja de emitir luz: el arte de la amistad.»
Juan Cruz, El País
«Trueba escribe de lo cotidiano desde un lugar exento de cinismo y épica redentora y, al mismo tiempo, evita la pornografía sentimental (…) Trueba es un escritor mucho más seguro e impertinente con el lector de lo que parece mientras lo lees: quiere saber quién es él mientras tú te preguntas por qué todo lo suyo se parece tanto a ti sin serlo.»
Carlos Zanón, El País
«La novela puede leerse desde varias claves que se enriquecen recíprocamente: la de la dificultad de crecer sin arraigo, la de los surcos profundos que dejan el amor y el deseo, la de la identidad como proyecto en marcha y la de la conexión porosa entre la vida y el arte (…) Trueba, que no disimula un resabio melancólico por debajo de su eficaz sentido del humor, ha acertado a contar lo inapresable: cómo transcurren los años y como ‘el pasado está posado sobre nosotros como el polvo sobre los muebles’.»
Domingo Ródenas, El Periódico (Libro de la semana)
«Muestra algunas de las miserias y modestas grandezas de una vida, y la autocrítica del personaje resulta valiente, emocionante y creíble. Combina, con habilidad y un estimulante gusto por el riesgo, muchos registros: de la mitología del rock al melodrama familiar, de John Irving a Rafael Azcona, de Woody Allen a Pío Baroja. David Trueba ha escrito una novela divertida y amarga, llena de energía e inteligencia.»
Daniel Gascón, Letras Libres
«Un tratamiento original e irremediablemente moderno sobre la España rural (…) el único referente en la moderna literatura española de este modo de encarar el asunto (…) Una novela pasmosamente lúcida, bien escrita, de mirada elegante, distante pero no fría, aquilatada.»
Juan Ángel Juristo, La Vanguardia
«Una hermosa novela que alterna drama e ironía.»
Elisabetta Pagani, La Stampa